¿Por qué dibujo? ¿Por qué pinto?
Cierta vez, en una reunión de amigos alguien me preguntó por qué estaba pintando si mi profesión, o como ellos me conocían era en la actividad musical.
Pues, yo no supe que decirle. Sólo le respondí que desde niño había tenido esa inquietud por el dibujo y la pintura. Estoy seguro que la influencia de mi padre y un tío materno, fue determinante. Pero hay más: Mi madre, además de tener habilidad para la manualidades, hace muchísimo tiempo, llenó un cuaderno con caricaturas de políticos de los años 60. Así que si no me había dedicado antes a la plástica fue por estar concentrado en la música. Pero todo decía que algún día me dedicaría a la plástica.
He tenido amigos pintores y alguna vez incursioné en la serigrafía en la vieja escuela Cristóbal Rojas. Los paseos con mi padre eran a los museos de los Caobos, en Caracas y nos metíamos en las iglesias a ver los cuadros. Era recurrente admirar los trabajos de Michelena, Tovar y Tovar en la catedral. Cuando comencé a viajar fuera del país, mi mayor interés fue visitar los museos que pudiera.
No hay paseo más placentero para mí que el que hago a las tiendas donde venden los colores, pinceles, las pinturas, en fin, todos los materiales para el arte.
Mi amigo Edgar Álvarez Estrada, excelente pintor y dibujante, me enseñó que para pintar hay que saber dibujar. Por supuesto que es una opinión bastante ortodoxa a la cual me he ceñido aunque con la suficiente flexibilidad para incursionar con libertad en lo que me provoque.
Coger el lápiz y hacer ejercicios, copiar, inventar; Mojar el pincel y deslizarlo sobre la tela y dejar que viaje y que la magia de la luz produzca efectos y masas de color es algo que me complace tanto como tocar un instrumento o cantar. Que la obra guste o no, me guste a mí o no...la venda o no, es secundario. La cosa es disfrutar haciéndola.
Total, que las artes plásticas, sobretodo el dibujo y la pintura han estado siempre presente en mi vida.
jorge quintero
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